Los antecedentes de este levantamiento, datan desde el establecimiento inhumano de las mitas, el exagerado aumento de los tributos y contribuciones; además por la actitud abusiva del sanguinario corregidor José Antonio de Areche, quien era: voraz hasta la saciedad, cruel hasta el salvajismo, sordo ante el clamor del indio, ciego ante la realidad. El abuso y el saqueo eran complementados por la pirañería eclesiástica, quien –punto aparte- explotaba y sometía a los aborígenes, comprometiendo a la dulce religión de Cristo.
El abuso de los usurpadores españoles fueron las causas que marcaron profundas huellas de indignación y rebeldía en el Cusco y todo el Virreynato del Perú. Si tuviéramos que escribir la verdadera historia peruana, cualquier leyenda o suceso mitológico quedaría corto ante el bucólico comportamiento de los Pizarro, Almagro y Valverde. ¡Y eran católicos!
LEVANTAMIENTO DE TUPAK AMARU.-
Ninguno de los movimientos hasta esa fecha intentados habían tenido una magnitud trascendental como el alzamiento de José Gabriel Condurkanki, descendiente en séptimo grado de Tupak Amaru I. No fue una revolución contra la religión como se le ha atribuido, no fue una revolución contra la Nación, contra el Estado, sino fue un movimiento contra el uso y abuso del poder virreinal, un movimiento reivindicatorio de la clase aborigen, víctima de la explotación, injuria, vejación y exacción; y que de no ser traicionado se hubiera alcanzado los fines perseguidos.
Lo trascendental en Tupak Amaru II es su esencia vital, su simbolismo de la raza aborigen, personificado como ídolo tutelar que lleva el atributo de la justicia, del heroísmo que en medio de las torturas en la plaza pública del Cuzco, hasta en su muerte, sigue amando la justicia como un legado de su sangre imperial. Por eso su martirio y la tragedia de su movimiento, con todo el dolo0r humano traspasan las fronteras de lo nacional para convertirse un Dios universal del mito olímpico, en un monumento a la inmortalidad.
EJECUCION DEL CAUDILLO REBELDE.-
Areche ordenó se hiciera un proceso breve, como han sido otros amañados, y el 18 de mayo de 1781, ante el sainete de milicias formadas alrededor de la horca, avanzaron los condenados con grillos y esposas, metidos en unos zurrones y arrastrados a la cola de un caballo aparejado, donde los esperaban 2 verdugos encargados de ejecutarlos. Tupak Amaru presenció primero el suplicio de su mujer Micaela Bastidas, quien como tenía el cuello corto no alcanzó a ahogarle el torno y fue menester que los verdugos echándole lazo al pescuezo, jalándole en ambos extremos y dándoles patadas en el abdomen y en el pecho, acabaran con la vida de la infeliz mujer. El anciano Francisco Tupak Amaru e Hipólito hijo del caudillo, que sólo tenía 20 años, fueron ahorcados cortándoles antes la lengua.
Tupak Amaru presenció todos estos suplicios y luego se le despojó de los grillos y se le cortó la lengua. En seguida derribado en el suelo fue atado de ambas manos y piernas formando una cruz cuadrada y ensartado a las cinchas de cuatro caballos montados por 4 mestizos que partieron a diferentes direcciones, manteniéndolo en el aire como a una araña sin poderle separar cada uno de los miembros. Al ver este salvajismo su hijo menor Fernando lanzó un grito desgarrador que llegó hasta las profundas entrañas de todos los que oyeron. Fue el grito profundo de una raza ante el dolor humano, ante la crueldad de bárbaros que se decían cristianos. Todo este espectáculo era presenciado desde una ventana por Areche, y al no llevarse a efecto el descuartizamiento tal como había ideado este salvaje, ordenó que se le cortase la cabeza y luego las piernas y los brazos para cumplir la sentencia. El cuerpo quemado. La cabeza colocada en una pica de la entrada al pueblo de Tinta, los brazos en Tungasuca y Carabaya, las piernas en Santa Rosa y Livitaca. Así fue acallada la protesta de la raza indígena por la raza española representada por el sanguinario Areche.
El abuso de los usurpadores españoles fueron las causas que marcaron profundas huellas de indignación y rebeldía en el Cusco y todo el Virreynato del Perú. Si tuviéramos que escribir la verdadera historia peruana, cualquier leyenda o suceso mitológico quedaría corto ante el bucólico comportamiento de los Pizarro, Almagro y Valverde. ¡Y eran católicos!
LEVANTAMIENTO DE TUPAK AMARU.-
Ninguno de los movimientos hasta esa fecha intentados habían tenido una magnitud trascendental como el alzamiento de José Gabriel Condurkanki, descendiente en séptimo grado de Tupak Amaru I. No fue una revolución contra la religión como se le ha atribuido, no fue una revolución contra la Nación, contra el Estado, sino fue un movimiento contra el uso y abuso del poder virreinal, un movimiento reivindicatorio de la clase aborigen, víctima de la explotación, injuria, vejación y exacción; y que de no ser traicionado se hubiera alcanzado los fines perseguidos.
Lo trascendental en Tupak Amaru II es su esencia vital, su simbolismo de la raza aborigen, personificado como ídolo tutelar que lleva el atributo de la justicia, del heroísmo que en medio de las torturas en la plaza pública del Cuzco, hasta en su muerte, sigue amando la justicia como un legado de su sangre imperial. Por eso su martirio y la tragedia de su movimiento, con todo el dolo0r humano traspasan las fronteras de lo nacional para convertirse un Dios universal del mito olímpico, en un monumento a la inmortalidad.
EJECUCION DEL CAUDILLO REBELDE.-
Areche ordenó se hiciera un proceso breve, como han sido otros amañados, y el 18 de mayo de 1781, ante el sainete de milicias formadas alrededor de la horca, avanzaron los condenados con grillos y esposas, metidos en unos zurrones y arrastrados a la cola de un caballo aparejado, donde los esperaban 2 verdugos encargados de ejecutarlos. Tupak Amaru presenció primero el suplicio de su mujer Micaela Bastidas, quien como tenía el cuello corto no alcanzó a ahogarle el torno y fue menester que los verdugos echándole lazo al pescuezo, jalándole en ambos extremos y dándoles patadas en el abdomen y en el pecho, acabaran con la vida de la infeliz mujer. El anciano Francisco Tupak Amaru e Hipólito hijo del caudillo, que sólo tenía 20 años, fueron ahorcados cortándoles antes la lengua.
Tupak Amaru presenció todos estos suplicios y luego se le despojó de los grillos y se le cortó la lengua. En seguida derribado en el suelo fue atado de ambas manos y piernas formando una cruz cuadrada y ensartado a las cinchas de cuatro caballos montados por 4 mestizos que partieron a diferentes direcciones, manteniéndolo en el aire como a una araña sin poderle separar cada uno de los miembros. Al ver este salvajismo su hijo menor Fernando lanzó un grito desgarrador que llegó hasta las profundas entrañas de todos los que oyeron. Fue el grito profundo de una raza ante el dolor humano, ante la crueldad de bárbaros que se decían cristianos. Todo este espectáculo era presenciado desde una ventana por Areche, y al no llevarse a efecto el descuartizamiento tal como había ideado este salvaje, ordenó que se le cortase la cabeza y luego las piernas y los brazos para cumplir la sentencia. El cuerpo quemado. La cabeza colocada en una pica de la entrada al pueblo de Tinta, los brazos en Tungasuca y Carabaya, las piernas en Santa Rosa y Livitaca. Así fue acallada la protesta de la raza indígena por la raza española representada por el sanguinario Areche.
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