Por: Herli Vizcarra Ticona.
En las estancias que conforman los centros poblados de Titire y Aruntaya en la jurisdicción alto andina del distrito de San Cristóbal y del recientemente creado CP de Pasto Grande en el ámbito distrital de Carumas, ambos de la provincia Mariscal Nieto, actualmente existe una suerte generalizada de psicosis en los habitantes de esta zona por la permanente amenaza de invasión a sus tierras, que finalmente pertenecen a la región Moquegua.
Las constantes vociferaciones de algunas autoridades belicosas de PUNO que tienen eco inmediato en sus medios de comunicación, viene causando en los naturales de Titire, Aruntaya y Pasto Grande, un sentimiento de olvido y abandono de parte de las autoridades regionales de Moquegua por su desidia e incapacidad para solucionar “tamaño problema” ante la instancia correspondiente.
La psicosis de invasión premeditada y las bolas interesadas de inseguridad, debidamente fabricadas por algunos directivos comunales, también están a la orden del día como producto de las “caricias y los mimos” de uno y otro lado; más aún se observan poses de inestabilidad y actos inadmisibles con “tufo a chantaje” para sacar provecho personal ante las autoridades, no solamente moqueguanas, sino también del otro bando.
La necesidad no solamente existe en esta parte del país; también lo hay en el mismo Carumas y San Cristobal; la pobreza no es exclusividad de los habitantes de la parte alta de nuestra región, también agobia a los pobladores de la periferia de la ciudad…Entonces eso no puede ser pretexto para “jugarnos a dos ases”. En verdad, ¿somos blancos o negros?, tal como preguntó el alcalde Rogelio Vizcarra Taco, al dirigirse a ciertos miembros de una comunidad alpaquera, quienes pretendían lograr algunas prebendas con amenazas de irse a otra jurisdicción. Falta claridad y firmeza con nuestra identidad.
Por supuesto que no olvidamos a los moqueguanos antaños de “crema y nata”, quienes nunca tuvieron identidad con los hermanos de la parte alta del departamento; pues de ellos hemos heredado este problema, debido a que jamás se preocuparon ni pusieron empeño por sus colindancias con Puno, Tacna y Arequipa, embriagados por la soberbia y el orgullo que llevaron por dentro. Hoy pasamos similar situación pero de otra calaña: la incapacidad e inoperancia del gobernante regional.
Las constantes vociferaciones de algunas autoridades belicosas de PUNO que tienen eco inmediato en sus medios de comunicación, viene causando en los naturales de Titire, Aruntaya y Pasto Grande, un sentimiento de olvido y abandono de parte de las autoridades regionales de Moquegua por su desidia e incapacidad para solucionar “tamaño problema” ante la instancia correspondiente.
La psicosis de invasión premeditada y las bolas interesadas de inseguridad, debidamente fabricadas por algunos directivos comunales, también están a la orden del día como producto de las “caricias y los mimos” de uno y otro lado; más aún se observan poses de inestabilidad y actos inadmisibles con “tufo a chantaje” para sacar provecho personal ante las autoridades, no solamente moqueguanas, sino también del otro bando.
La necesidad no solamente existe en esta parte del país; también lo hay en el mismo Carumas y San Cristobal; la pobreza no es exclusividad de los habitantes de la parte alta de nuestra región, también agobia a los pobladores de la periferia de la ciudad…Entonces eso no puede ser pretexto para “jugarnos a dos ases”. En verdad, ¿somos blancos o negros?, tal como preguntó el alcalde Rogelio Vizcarra Taco, al dirigirse a ciertos miembros de una comunidad alpaquera, quienes pretendían lograr algunas prebendas con amenazas de irse a otra jurisdicción. Falta claridad y firmeza con nuestra identidad.
Por supuesto que no olvidamos a los moqueguanos antaños de “crema y nata”, quienes nunca tuvieron identidad con los hermanos de la parte alta del departamento; pues de ellos hemos heredado este problema, debido a que jamás se preocuparon ni pusieron empeño por sus colindancias con Puno, Tacna y Arequipa, embriagados por la soberbia y el orgullo que llevaron por dentro. Hoy pasamos similar situación pero de otra calaña: la incapacidad e inoperancia del gobernante regional.
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